lunes, 9 de abril de 2007

CUENTOS: EL ESPEJO

EL ESPEJO

1995/98
Miraba fijamente a mis ojos. El espejo devolvía una expresión casi burlona, pero yo no estaba seguro de sentir ese estado de animo. Los ojos tenían un brillo especial y podía ver esas manchas irregulares flotando en las pupilas de color castaño. Pliegues de edad y cansancio enmarcaban la parte inferior y unas cejas abundantes pero parejas la superior, note una cana en la ceja izquierda, era una sola pero se destacaba desagradablemente. Hice un gesto levantando esa ceja y la expresión burlona desapareció. Me observe con detenimiento y sentí la curiosa sensación de que no era yo. Terminé de afeitarme con la rutina habitual y ya no me preste mas atención.
El trafico de regreso a casa estaba tan infernal como de costumbre, busque distraídamente en el dial hasta escuchar esas notas de saxo que me envolvieron agradablemente, sonreí cuando recordé los comentarios de Maria José de que la música de Kenny G la tenían hasta aquí mientras hacia un gesto con su mano señalando su frente. Mire por el espejo e instintivamente me acerque y con cierto sobresalto me di cuenta que me observaban, por supuesto, era yo mismo. Me distraje al darme cuenta que estaba ascendiendo por la avenida que más me gustaba y a la hora justa, al lado izquierdo en penumbras la torre y el Sheraton pero teñidos de un hermoso rosado lila, a mi derecha el río que a esa hora disimulaba magníficamente su pequeñez y aguas servidas, mas allá pude ver la torre de Bilbao rodeada de manchones verdes oscuros.

Las luces de mi casa estaban encendidas lo cual era de esperar pues estaban comandadas por un control automático. Hice el recorrido habitual hasta la cocina para leer las novedades que había escrito mi empleada en la libreta que tenemos para comunicarnos, no habían novedades. En mi dormitorio me cambie de ropa y luego pase al baño para lavarme, allí tuve la extraña sensación de que no estaba solo, nuevamente me sentí observado por mi mismo, pero como si el del espejo no fuese yo. Me acerque e intente diferentes gestos, abrí los ojos mostrando el asombro y blancura de la cornea, ensaye con la boca comprimiendo los labios hacia fuera y el resultado fue peor, mas desconocido era ese individuo para mi. Me rasque la barbilla con gran concentración como si pretendiera controlar la exactitud de los gestos en el espejo, finalmente moví la cabeza como intentando eliminar pensamientos extraños y me agache para refrescarme el rostro con el agua fría.


Caminaba lentamente por la rivera del río, escrutaba el horizonte con curiosidad y se detenía frente a las diversas flores para olerlas con fruición. Se acercó a una pareja recostada en el césped y escucho con atención sus murmullos de placer mientras se besaban, se alejo cuando se dieron cuenta y el hombre le gritó obscenidades. A un chico que vendía dulces le acarició los cabellos y este lo miró con desconfianza retirando la cabeza. Continuo caminando con paso decidido aunque sin un objetivo determinado, ya la noche cubría todo el parque aunque a lo lejos se insinuaban las sombras de los edificios sobre un fondo lila oscuro. De pronto escucho unos gritos de mujer tras unos arbustos que estaban a unos metros de el, se acerco y miro a través de las ramas, tres individuos estaban sobre una mujer intentando controlarla y apagar sus gritos, el que estaba directamente sobre ella de un manotazo le rompió la parte superior del vestido e intento acariciarla lo cual hizo con brutalidad. Mientras los otros dos individuos la sujetaban fieramente el otro consumo su violación. No realizo ningún intento de intervenir, mas aun descubrió que la escena aunque brutal lo excito extrañamente, sentía su piel como electrificada, su pecho agitado por una respiración arrítmica e incluso podía sentir la vena de su sien derecha que bombeaba sangre con gran presión. Se apoyo en una rama y esto alertó a los individuos, quienes se incorporaron al verlo, uno saco un cuchillo y se acerco amenazante. La adrenalina acuso el golpe del miedo y por unos segundos lo paralogizó, luego intentó correr pero el individuo lo tomó de la chaqueta con intención de apuñalarlo, desesperado tomo la muñeca del brazo que sostenía el cuchillo y forcejearon unos instantes, su mano derecha choco con una piedra y sin pensarlo esta golpeo la cabeza del desalmado que cayo inconsciente hacia un lado. Los otros dos individuos habían desaparecido, no vio ni escucho nada a su alrededor, incluso la mujer también había desaparecido. Tomo el cuerpo , lo colocó sobre sus hombros y caminó hacia el borde del río, miró a su alrededor y no viendo a nadie lo lanzó a las oscuras aguas que apenas se despegaban del fondo. Después que se tranquilizó no sintió ninguna emoción especial, aunque si había registrado todos los detalles de lo sucedido.



Desperté agitado, estaba impresionado no solo por las vivencias brutales del sueño sino que en especial por lo real que este me había parecido. Me levanté, hice mis ejercicios habituales y luego tome una refrescante ducha. Frente al espejo tuve un sobresalto al advertir que este devolvía una mirada burlona de mis ojos, que yo estaba lejos de sentir. Me envolvió una creciente inquietud que no logre eliminar durante el trayecto a mi oficina, allí rápidamente me sumergí en la rutina de diversos problemas que saltaban desde la entrada de mi correspondencia, del teléfono y de las reuniones programada para ese día. Mi secretaria era muy eficiente y había efectuado algunos cambios en mis compromisos para permitirme atender sin problemas a mi jefe de la casa matriz que llegaba en dos días. El atardecer me sorprendió en un cóctel en el Hyatt, estaba con un trago en la mano en un circulo de personas que charlaban desordenadamente sobre temas repetidos e intranscendente, yo miraba sin atención las volutas de humo que subían caprichosamente y cubrían en nebulosa el rostro de la bella muchacha que estaba frente a mi.


Regrese a casa, me sentía liviano como flotando suavemente, supuse que era el efecto de los cóctel y manejé con precaución. Me saqué lentamente la ropa y me dirigí al baño, observe indiferente el espejo pero me di cuenta que me observaban de reojo, me mire con atención y un bamboleo me hizo tambalear hasta tocar el espejo. De pronto sentí mi cuerpo flotando en el espacio, se partía, la angustia más horrenda me envolvió, cada parte se volvía a dividir en partes cada vez mas pequeñas pero yo tenia conciencia de cada una de ellas. Sentí que estaba disgregado al infinito, cada minúscula partícula giraba en un caos indescriptible pero me daba cuenta que había cierto orden dentro de ese caos. Me expandí mas allá del sol, de las galaxias, del universo, era un viaje en todas direcciones, sin tiempo, todo era presente, sentí el principio y el fin. Atravesé estrellas, percibía colores y formas desconocidas, nuevamente me sentí formando parte del orden del caos. Ya la angustia se había combinado con estupor y de pronto sentí miedo, similar al que podría sentirse flotando en un océano en una noche oscura, abandonado sin esperanzas, sintiendo debajo la masa oscura y fría en la cual pululaban seres extraños que no veía pero que sabia que estaban allí, de repente roces fugaces que me clavaban estocadas de pánico. Todo era oscuro, pero había materia, había vida, tuve la sensación que podía introducirme en esa masa oscura y sin peligro para mi pero no me atreví. Sentí la sensación de luz que ahora llegaba suavemente pero que paulatinamente iba aumentando su violencia, y ahora si el caos más absoluto me envolvió, comprimió y me fundió en un punto infinito. Ser parte del todo me llevo a un sentimiento de paz colosal. En algún momento, dentro de esa eternidad, llegó a mi el cambio y una fuerza poderosa me lanzo a la nada y nuevamente viaje por caminos de luz, giros , espera, mas fuerza y caos que fue tomando forma. Llegue nuevamente a la oscuridad y entre en un cuadro de Dalí con tonos negros y grises, otra vez la angustia, manos que reptaban , ojos incrustados en piedra, monstruos creados por los pensamientos tortuosos, garras torcidas intentaban atraparme y me consumí en el dolor del universo. Con desesperación agarre la pesada jabonera de mármol y la arroje contra el espejo.


Caminaba con decisión aunque aparentemente sin rumbo fijo, doblo en la esquina y vio el edificio que despertó su curiosidad, era un hospital, entro y se encontró en un hall donde circulaban muchas personas, subió las escaleras y siguió por un pasillo ancho que daba a diversas salas con 30 camas aproximadamente, era el área de mujeres, camino lentamente entre ellas como buscando a alguien en especial, se detuvo frente a una anciana que estaba sola y la contempló un rato, ella abrió los ojos y esbozo una semisonrisa. Continuo por unos interminables pasillos y llego a una sala de pacientes hombres, nuevamente paseo entre ellos pero esta vez no se detuvo, levanto un poco su cabeza y escucho atentamente dirigiéndose al área de donde provenían unos gritos. Aunque era una sala con prohibición de entrada no había nadie que se lo impidiera y se detuvo a los pies de un enfermo que gritaba mientras apretaba con sus manos el borde de la sabana. Era un anciano de pelo blanco , con la frente perlada de sudor, de barba hirsuta blanquecina y con el rostro desfigurado por el dolor, abrió los ojos presintiendo su presencia y los levanto implorantes. El individuo lo observo un rato luego cerro sus ojos y su rostro se contrajo, el anciano se estiro, lanzo un grito gutural y cayo de costado .
Después de caminar decenas de cuadras fue entrando en la noche y en barrios más oscuros, algunos perros en la calle buscaban en la basura algo de comer, todo alumbrado por luces macilentas que colgaban desganadas de postes viejos. Entró a un bar, nubes de humo giraban al compás de la música estridente, una mujer con su torso desnudo se balanceaba apoyada en esa música con expresión ausente, se sentó, pidió un trago y se dedico a observar al publico y a la mujer que bailaba. Al cierre del local la siguió.


Caminaban los dos médicos seguidos por un grupo de jóvenes estudiantes. Era una visita de rutina a los pacientes del manicomio, primero aquellos tranquilos que no representaban mayor peligro, estaban jugando a las cartas algunos, otros viendo TV y unos pocos en entretenida conversación con seres invisibles. Pasaron a un área protegida por guardias donde se encontraban los pacientes que no eran capaces de sociabilizar. Finalmente llegaron a una celda que estaba solitaria al final de un corredor sombrío sin ventanas. Corrieron una mirilla y observaron a un paciente con camisa de fuerza apoyado contra las paredes acolchadas.
Este es un caso extraño, explicó uno de los médicos, era un ejecutivo de vida normal que de pronto enloqueció y cometió un par de asesinatos, aparte que ha atentado contra su vida en innumerables ocasiones, por eso lo tenemos aislado. Pero lo más extraño es que cohabitan en el dos personalidades, una contemplativa, sin emociones, sin moral y que pareciera no tener la mas mínima conciencia del tiempo y otra violenta que atenta contra si mismo y grita incoherencias obsesivas sobre otra dimensión y un espejo. Pobre hombre pensó con desgano el nuevo medico mientras se alejaban por el pasillo, dejando atrás la letanía del eco de sus pisadas que se fueron apagando lentamente.


Wilfredo Fleming P.

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